lunes, 5 de marzo de 2012

Demonios en el cielo

Primera impresión
Te conozco cielo mío, eres bello, valioso e inexplicable. Apenas te veo, pues justo dejé lo terrenal; lo corpóreo y humano, camino y me enternezco aún más, me hago más bueno y privilegiado. Todo tiene sentido.
Segunda
¿Cómo decir que aquí no pasa el tiempo? Las palabras son innecesarias. El pensamiento predomina y los bellos recuerdos y buenos deseos ocupan las mentes de los que convivimos aquí. Claro que los seres que aquí habitamos, somos privilegiados y estamos por encima de quien no logró llegar a este estado de predilección.
Tercera
Y los otros que aquí siento; tan sincera, tan buena, te llenan de elogios y te hablan con respeto de valores y moralidad, seres con gran discurso y mejores intenciones para con nosotros los elegidos y compadeciéndose de los otros que no tienen el privilegio de entrar.
Cuarta
Este es mi cielo, tan bello y puro. Empiezo a sentir que no merezco estar aquí, después de todo yo había pecado mucho, y al parecer sigo haciéndolo…
Quinta.
Mi cielo es hermoso, pero he notado que hay cosas que se asemejan bastante al mundo de los vivos; de los terrenales y corpóreos. Empiezo a sentir físicamente y a tener necesidades. Algo me da miedo. Mi cielo es hermoso, pero…
Sexta.
Hoy un espíritu tomó forma humana y me habló de los peligros de juntarme con los otros, los que vivían después de unas columnas. ¿Columnas? Esto está cambiando. Esto no parece el cielo de ayer. No se asemeja a mi cielo. ¿Dónde estoy?
Séptima
Un hombre se acerca a mí y me ofrece la felicidad. Más al ver su forma humana me sorprende su propuesta. La felicidad. Cuando yo llegué a mi cielo no necesitaba felicidad; ¡ya era feliz por el hecho de estar aquí! ¿Aquí? No, no era aquí.
Octava
Estaba sentado en una banqueta (ya no me sorprendía que hubiera banquetas en el cielo). Paró frente a mí un tipo, de esos con los que hice amistad a mi llegada, y me empezó a golpear; pateando mi rostro, mi cara, mi orgullo, mis costillas etc. Me gritaba traidor, hipócrita, blasfemo y otros insultos. Me quedé tirado sangrando… sí, sangrando en el cielo. No recuerdo haberle dicho a alguien mis dudas sobre este mundo raro que aún llamo cielo.
Novena.
Me quise revelar, fui con los líderes políticos y les manifesté mi inconformidad, denuncié la agresión de la que fui víctima y no sucedió nada, típico, el tipo que me golpeó resultó ser hijo de alguien con poder. Poder en el cielo, ¡Por dios! ¿No se supone que el único poder en el cielo es el amor? Bah, ¡Patrañas!
Décima.
Ahora resulta que lo poco o mucho que me esforcé en la vida, fue para llegar otra vez al mundo de los humanos. Pero en el cielo que imaginé hace tiempo, había humanos. Creo que sobrevaloré a los hombres.
Onceava
No sé qué hacer, ahora resulta que hay demonios en el paraíso. Habrá que ajustarse a las condiciones que mi cielo, corrompido por los humanos, me ofrece. Después de todo debe haber gente buena como en la tierra. ¡Al diablo, si esta es la tierra¡ Debo estar soñando o algo así. Eso haré, despertar, al parecer no puede haber paraíso como nos lo han inculcado, y si existe, llegan los humanos y lo hacen trizas. ¡Ja!
Final
Te conocí cielo mío, eres más real de lo que pensé, hasta parece que te inventé.
Para este sueño, mejor me despierto. Para demonios, mi mundo se pinta solo. Ya he pervertido mucho por estos lares.
Demonios en el cielo o tal vez cielo para demonios, ¿quién sabe?

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