Ya se acerca la hora de saber el fin que tuvimos en el mundo.
Ya llega la hora de entender que todo es nuestro.
La época de oscuridad acaba y la luz llega a cada rincón y el loco, el culto y el ignorante jamás tuvieron razón.
La noche se acerca pero con una luminosidad cargada de vida y respuestas y el hombre pierde su razón de ser.
La gran farsa revelada, la gran mentira que nos dio vida y se desnuda para que todos veamos y razonemos con claridad.
Los límites se rompen y las palabras significan nada en este terreno circular.
No nos resignamos pues no hay nada de qué hacerlo, lo aceptamos con la muy humana felicidad.
Ya lo entendimos y nos fuimos pero debemos dejar testamento de lo hecho.
El eterno retorno no nos frustra porque no coincide con nada de lo aprendido y divulgado.
No hay verdad absoluta, ni siquiera esta.
Entendemos mejor a los profetas que nos decían, de la manera que debían, en el momento que debían, sacrificando su vida, como todos los demás, para éste fin que se apetece repetible y eterno.
Y es que siempre vivimos en el principio y en el fin, del espacio y del tiempo, de la verdad y la mentira.
Ya es demasiado humano hablar en este tono, ya es demasiado terrenal, cercano e inexacto seguir así.
Y no hay nada, ni hay nadie que pueda percibir esta nada, ni hay lo más y lo menos.
Sólo se puede estar agradecido por haber dejado de ser.
Aún recuerdo aquel tiempo en el que pensé que todo esto era posible.
Las cosas son visibles e identificables.
La locura te acercó aquí, te vomita al segundo y te mantiene.
Ya lo entendí todo y es que no hay nada que entender.
Lo ordinario es lo máximo, lo banal es único, los valores fantásticos y las murallas que construye y destruye la razón, irremplazables.
Aún puedo recordar esos sentimientos que parecían tan reales… eran reales.
Era un valor y aquí no existe nada.
Había algo ahí que tenía que ser así, y ahora tiene que ser de nuevo, porque estoy solo.
Reviviré la farsa porque es necesario cumplir con el ciclo y todo tendrá que ser de esta manera… como un ser viviente, como el microorganismo que evolucionó, como la idea que brotó y que ahora se materializa.
Seré yo quien comience esta era y seré yo su actor, mi cuerpo y mi voz.
Que el universo se haga en mí, con mi conocimiento y mi poder, crearé la materia y seré todo y estaré ahí, hasta ese día en el que pueda entender de nuevo.
Es la razón de todo. Es el valor de la mentira.
Y todo será como debe de ser, tan natural y sencillo como no se puede describir.
Ahora empieza. Tiene que ser así. Lo será por siempre.
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